Eurovision Song Contest 2022 acabó con polémica y es que el triunfo de Ucrania, abanderados por la banda Kalush Orchestra, levantó ampollas entre los fans del concurso, ya que esta victoria es considerada por temas políticos y no por aspectos musicales, debido al conflicto bélico que protagonizan desde hace unos meses Rusia y Ucrania.

La banda Kalush Orchestra tuvo comportamientos de índole políticos en su paso por el festival y también tras su victoria, cosa prohibida por el reglamento del Festival de Eurovisión, quien expresamente en la norma 2.7 dice: “Todas las emisoras participantes, incluida la emisora ​​​​anfitriona, serán responsables de garantizar que se tomen todas las medidas necesarias dentro de sus respectivas delegaciones y equipos para salvaguardar los intereses y la integridad del ESC y asegurarse de que el ESC en ningún caso sea politizado. y/o instrumentalizado y/o desacreditado de cualquier otra forma.”

A pesar de estar totalmente prohibido por las normas del festival a la delegación ucraniana y sus representantes Kalush Orchestra, la EBU les ha permitido este comportamiento antes, durante e incluso después del festival y es que tras su victoria hicieron público que subastarían el ansiado micrófono de cristal para recaudar fondos con los que conseguir armas para Ucrania.

Y así ha sido el micrófono de cristal creado a mano con cristal sólido y transparente por el artista sueco Kjell Engman, ha sido adquirido por la empresa Whitebit, dedicada al intercambio de criptomonedas, por la friolera cantidad de 838.188 euros. Pero no solo se subastaba el trofeo, también se ha vendido el sombrero rosa que llevaba durante su actuación el líder de la banda, Oleh Psiuk, con el que se ha conseguido 350.000 Euros más, por lo que la cifra total asciende a casi 1.200.000 € que serán destinados a comprar armamento y un ejército de drones para el ejército ucraniano.

Es la primera vez desde 2008, fecha en la que se entrega al ganador de Eurovisión este micrófono de cristal, que este se subasta al mejor postor con fines políticos y compra de armamento para seguir con la guerra entre dos naciones. ¿Y qué hizo la EBU o la UER antes, durante y después de todo esto? Pues absolutamente nada, mirar para otro lado y guardar silencio. Y mientras sigue en juego decidir dónde se celebra la próxima edición del festival, con el presidente ucraniano, Zelenski, queriendo celebrar el festival en la ciudad de Mariúpol, o el alcalde de Kiev, Mykola Povoroznyk, ofreciendo la capital como sede de Eurovisión 2023.

Otro sin sentido más a los que esperamos que la EBU responda tajantemente y sin titubeos durante este verano, dando a conocer el país que se encargará de celebrar Eurovisión Song Contest 2023 en lugar de Ucrania. España, Reino Unido, Polonia o Suecia, entre otros, se han ofrecido a albergar la próxima edición del festival.

¿Pondrá la EBU fin a esta locura? ¿Se tomarán medidas contra Ucrania por infringir el reglamento del festival? ¿Dónde se celebrará Eurovisión 2023?

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